Hemos partido de la psiquiatría y de los test de inteligencia y nuestras reflexiones desembocan en el reconocimiento de que no podemos acercarnos a la esencia de una persona, esto es, a todo lo que hay detrás de cada una de sus funciones y de sus posibles trastornos, mientras que en nuestros esfuerzos por conocer a los demás nos limitemos y confiemos simplemente en lo racional y en lo “racionalizable”. Si queremos tender un puente de persona a persona –y esto es válido también para un puente de conocimiento y comprensión-, las cabezas de puente no tienen que ser precisamente las cabezas, sino los corazones.
Hemos hablado anteriormente que la comprobación estadística y exacta de que la primera impresión –absolutamente intuitiva- la pueden apoyar los resultados del reconocimiento psiquiátrico posterior. Estoy convencido de que incluso en el método psiquiátrico-diagnóstico la sensibilidad puede ser más delicada que sagaz la inteligencia.
Fragmento extraído del libro La psicoterapia al alcance de todos.
Muy interesante.
Siempre he pensado que merece la pena construir puentes, para conocer y conocernos.
Conocer y conocernos siempre es importante. Gracias por la visita Mar.